V1
A todo esto apliqué mi corazón, para declarar que los justos, los sabios y sus obras, están en la mano de Dios; y que el hombre nada sabe del amor o del odio. Todo está ante él.
V2
Todo acontece de la misma manera a todos. Un mismo suceso ocurre al justo y al impío, al bueno y al malo, al limpio y al impuro, al que sacrifica y al que no sacrifica, al bueno y al pecador, al que jura y al que teme jurar.
V3
Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que todos tengan una misma suerte. Además, el corazón de los hombres está lleno de mal e insensatez durante su vida. Y después se unen a los muertos.
Salvación, sólo en esta vida
V4
Hay esperanza para todo el que está entre los vivos, porque mejor es perro vivo que león muerto.
V5
Los vivos saben que han de morir, pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; hasta su memoria queda en el olvido.
V6
También su amor, su odio y su envidia perecieron ya, y nunca más participan en nada de lo que se hace bajo el sol.
V7
Anda, come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque es ahora cuando Dios favorece lo que haces.*
V8
En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte el perfume sobre tu cabeza.
V9
Disfruta de la vida con la esposa que amas, todos los días de tu vida fugaz, que te son dados debajo del sol; porque ésta es tu parte en la vida, y en el trabajo con que te afanas debajo del sol.
V10
Todo lo que te venga a la mano para hacer, hazlo con toda tu fuerza; porque en el sepulcro adonde vas, no hay obra, ni planes, ni ciencia, ni sabiduría.
V11
Vi algo más debajo del sol. Que no siempre la carrera es de los ligeros, ni de los fuertes la guerra, ni de los sabios el pan, ni de los prudentes la riqueza, ni de los elocuentes el favor; sino que el tiempo y la ocasión acontecen a todos.*
V12
Porque el hombre tampoco conoce su tiempo. Como los peces son presos en la red, y las aves se prenden en el lazo, así son enlazados los hombres, cuando el mal tiempo cae de repente sobre ellos.
V13
También vi esta sabiduría debajo del sol, que me pareció grande:
V14
Había una pequeña ciudad de pocos habitantes. Vino contra ella un gran rey, y la cercó con grandes baluartes.
V15
Vivía en ella un hombre pobre pero sabio, que con su sabiduría libró la ciudad. Y nadie se acordaba de aquel hombre pobre.
V16
Entonces pensé: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.*
V17
Las palabras del sabio, oídas con reposo, son mejores que el clamor del señor entre los necios.
V18
Es mejor la sabiduría que las armas de guerra. Pero un pecador destruye mucho bien.
