V1
Palabra del Eterno que vino a Joel, hijo de Petuel.
V2
Oíd esto, ancianos y todos los habitantes del país. ¿Sucedió algo semejante en vuestros días, o en los días de vuestros padres?
V3
Contad esto a vuestros hijos, ellos a sus hijos, y éstos a la otra generación.
V4
Lo que dejó la oruga se lo comió la langosta, lo que quedó de la langosta se lo comió el pulgón, y el saltón comió lo que dejó el revoltón.*
V5
Despertad, borrachos, y llorad; gemid bebedores de vino, porque el mosto es quitado de vuestra boca.
V6
Una nación ha invadido mi país, poderosa y sin número. Tiene dientes de león y muelas de leona.
V7
Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó. Y sus ramas quedaron blancas.
V8
Llora tú como joven vestida de cilicio por el esposo de su juventud.
V9
Desapareció la ofrenda y la libación de la casa del Eterno, los sacerdotes, ministros del Eterno, vistieron luto.
V10
El campo está asolado, se enlutó la tierra, porque el trigo fue destruido, el mosto se secó, se perdió el aceite.
V11
Confundíos labradores, lamentad viñadores, por el trigo y la cebada; porque se perdió la cosecha del campo.
V12
La viña está seca, y pereció la higuera, el granado también, la palmera y el manzano, se secaron todos los árboles del campo, por eso se extinguió el gozo de los hombres.
Llamado a la oración
V13
Ceñíos y lamentad, sacerdotes. Gemid, ministros del altar. Venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque la casa de vuestro Dios ha quedado sin ofrenda y sin libación.*
V14
Pregonad ayuno, llamad a la congregación, congregad a los ancianos y a todos los habitantes del país, en la casa del Eterno, de vuestro Dios, y clamad al Señor.
V15
¡Ay de ese día! Porque está cerca, el día del Eterno, vendrá como una devastación por el Todopoderoso.*
V16
¿No fue arrebatado el alimento ante nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de nuestro Dios?
V17
La semilla se pudrió debajo de los terrones, las provisiones fueron asoladas, los graneros están vacíos, porque se secó el trigo.
V18
¡Cuánto gimen las bestias! ¡Cuán turbados gimen los hatos de los bueyes, porque no tienen pasto! También fueron asolados los rebaños de las ovejas.*
V19
Oh Eterno, a ti clamo, porque el fuego consumió los pastos del desierto, y la llama abrasó todos los árboles del campo.
V20
Hasta las bestias del campo braman, porque se secó el agua de los arroyos, y el fuego consumió las praderas.
