(Autores.- David, Asaf, Moisés, Salomón. Escritos entre los años 1450 y 470 AC)
Salmo de David
Nuestro amante defensor
V1
Escucha, oh Dios, mi oración, no te escondas de mi súplica.
V2
Atiéndeme y respóndeme. Clamo en mi oración, y me conmuevo,*
V3
a causa de la voz del enemigo, por la opresión del impío. Porque iniquidad vierten sobre mí, y con furor me persiguen.*
V4
Mi corazón está dolorido dentro de mí,* terrores de muerte sobre mí han caído.
V5
Temor y temblor vinieron sobre mí, Y el horror me abruma.*
V6
Dije: " ¡Quién me diera alas de paloma!" Volaría yo, y descansaría.
V7
"Ciertamente huiría lejos, Moraría en el desierto".
V8
"Me apresuraría a escapar del viento borrascoso, de la tempestad".
V9
Destrúyelos, oh Señor, confunde su lengua, porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.
V10
Día y noche rondan sobre sus murallas, iniquidad y malicia hay en ella.
V11
Sólo agravios hay en su medio. La opresión y el engaño no se apartande sus plazas.
V12
Porque no me afrentó un enemigo, lo que habría soportado, ni se alzó contra mí el que me aborrecía,* porque me hubiera ocultado de él;
V13
sino tú, hombre, al parecer íntimo mío,* mi guía y mi amigo íntimo,
V14
que juntos nos comunicábamos dulcemente los secretos, mientras íbamos con la multitud a la casa de Dios.
V15
Que la muerte sorprenda a mis enemigos, desciendan vivos al sepulcro, porque maldades hay en su morada.
V16
Pero yo, a Dios clamaré, y el Eterno me salvará.
V17
Al atardecer, de mañana y al mediodía oro y clamo, y él oye mi voz.
V18
Me redime en paz de la guerra que se libra contra mí,* aunque mis adversarios sean muchos.
V19
Dios que reina eternamente, oirá y los quebrantará; por cuanto nunca se enmiendan, ni respetan a Dios.
V20
Los inicuos extienden sus manos contra sus amigos, violan su pacto.
V21
Ablandan sus dichos más que mantequilla,* pero guerra hay en su corazón. Suavizan sus palabras más que el aceite, pero son espada desenvainada.
V22
Echa sobre el Eterno tu carga, y él te sustentará, jamás dejará caído al justo.
V23
Porque tú, oh Dios, harás descender a los malos al pozo de la sepultura. Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días. Pero yo en ti confiaré